De niño, era muy activo y me gustaba mucho todo: los deportes, el dibujo, la música, las matemáticas y, claro, los videojuegos. Y a pesar de que los primeros no provocaban ninguna emoción especial y se cargaban a partir de cintas de audio, el surgimiento de las consolas de 8, 16 y 32 bits despertaron en mí una verdadera pasión por los videojuegos.
Por alguna razón, la programación en C++ en la universidad me parecía bastante aburrida, así que decidí adentrarme en el hardware. Para ello, me pasé a los estudios por correspondencia apenas terminé el segundo año. Fui uno de los primeros en mi ciudad en abrir un negocio de reparación y mantenimiento de computadoras e instalación de sistemas de vigilancia por video. Y claro, tuve que dejar los videojuegos de lado para concentrarme en ganarme la vida.
Mientras tanto, siempre mantuve mis hobbies: grabé un álbum y me presenté en vivo un par de veces, y hasta escribieron sobre mi música en un diario. Además, descubrí a mi poeta interior y, para mi asombro, gané un festival de literatura. Después de eso, me presenté en varias noches de poesía.
Cuando mi ciudad natal se volvió demasiado pequeña para mi negocio, decidí conquistar la capital y me mudé a Minsk. Allí, entre otras cosas, me lancé al comercio electrónico, alcancé rápidamente los primeros puestos de los resultados de búsqueda y llevé a mi segunda empresa, creada específicamente para esto, a las ciudades vecinas.
Cuando mi empresa empezó a funcionar de forma autónoma, comencé a tener tiempo para nuevos proyectos: organizar viajes en mi minibús a festivales de música y conciertos en Europa, tanto para los amantes de la música como para los músicos, y viajes de compras a Polonia y Lituania. No era un negocio, sino un hobby que me ofrecía una pequeña pero agradable ganancia.
Mi confianza en el futuro y en mí mismo me permitió sentar cabeza y formar una familia.
Pero, al poco tiempo, sufrí un accidente que debió quitarme cinco años de vida. Y cada minuto de esos años cuenta. Así que intenté hacer todo lo posible para no desperdiciar tiempo: he estado leyendo y haciendo deporte, aprendí y luego comencé a enseñar inglés, empecé a escribir un libro y también escribí una obra de teatro dedicada a mi esposa, y lo más importante, me convertí en el padre de un niño precioso.
De vuelta a la vida, comencé a prepararme para un reinicio total. Los acontecimientos del 2020 en Bielorrusia fueron el último detonante para ello y me demostraron que tenía que seguir mi camino fuera del país y focalizarme en las tecnologías informáticas.
Mi esposa y yo nos volvimos especialistas en IT en diferentes áreas. Tomé la decisión de convertirme en desarrollador de videojuegos, ya que era una excelente oportunidad de materializar toda mi creatividad y otras ambiciones.
Me gustaría cerrar el artículo con un milagro que experimenté. Mientras buscaba mi primer empleo en el sector de IT, vi una vacante en Globant en LinkedIn. Después de leer la descripción de la empresa, me di cuenta de que ya soñaba con trabajar allí. Aun así, mientras esperaba una respuesta de su parte, me postulé a otras vacantes y trabajé dos meses en una empresa desarrollando videojuegos hipercasuales.
Sin embargo, en el siguiente Talent Day de Globant, recibí una invitación a una entrevista. Después de eso, vino una oferta. Y luego, ocurrió el milagro: mi primer trabajo real en mi nueva vida fue un proyecto enorme para el Gaming Studio.
Sí, escucharon bien. Dije “primer trabajo” porque hice algo de trampa: había estado trabajando en la empresa de un amigo los dos meses anteriores (por su buena voluntad). Y ahora tengo el placer de crecer y desarrollarme junto a Globant mientras aporto valor. Querer es poder.
Luego de que Rusia invadiera Ucrania, mi esposa, mi hijo y yo, como muchas otras personas en Bielorusia, decidimos dejar el país tan rápido como pudiéramos. Por suerte, Globant nos ayudó con el traslado y el alojamiento en Argentina, que se presentaba como una mejor opción en comparación a la impredecible situación de nuestra región. Nos tomó alrededor de cinco días pasar del punto A al B y obtener felicidad y calma.
Hace algunos días, me asignaron otro proyecto enorme para una empresa de videojuegos. Tan solo un año atrás, apenas estaba comenzando mi carrera en el sector IT… ¿Quién iba a imaginar que ahora estaría trabajando en proyectos tan grandes en la empresa de mis sueños?
P. D.: No sé si existe una receta universal para el éxito que aplique a todos. Sin embargo, diría que siempre deben amar y creer en lo que hacen, ya que el proceso en sí mismo provoca felicidad —a veces, mucha más que el resultado.
Y si alguien me preguntara de dónde saco energía para lograr mis objetivos, le diría que me despierto cada mañana con un único pensamiento: “¡Ahora comienza mi verdadera aventura!”.