Desde una publicación misteriosa a tener la oportunidad de trabajar en las oficinas de clientes alrededor del mundo: conoce la historia de Ale Nieto, uno de los primeros Globers de Globant Uruguay.
¿Quieres conocer su experiencia, sus primeros pasos en Globant y todas las anécdotas emocionantes que estuvo coleccionando durante estos años?
Lee esta Cover Story y ¡no te pierdas la oportunidad de ser también parte de esta aventura!
Cuéntanos sobre tu carrera en Globant… ¿Cómo evolucionó a través de los años?
Mi camino profesional fue como un viaje en montaña rusa. Entré a trabajar en Globant en Julio de 2010 de pura casualidad. Estaba mirando el diario, (sí, diario en papel), y en la sección de ofertas de trabajo había un acertijo. Este pedía que descifraras un número X, y luego de encontrar la solución, enviaras tu CV a cv@X.com.
Realmente no estaba buscando trabajo en ese entonces. Simplemente el acertijo me llamó la atención, lo resolví y envié mi curriculum. Días después, recibí una llamada del exterior. Una empresa Argentina llamada Globant, que en ese entonces trabajaba para Google, estaba contratando ingenieros en Uruguay.
Desde el primer día, siempre tuve oportunidades y desafíos para desarrollarme. Comencé como desarrollador Java y en mi primer proyecto fui codeando Web UI en Javascript. Pasé por asignaciones de consultoría, discoveries, varias industrias, y hasta tuve la oportunidad de viajar a muchos países diferentes. También, trabajé en proyectos para grandes empresas. Así pude tener la experiencia de visitar sus oficinas. ¿Qué puedo decir? Una montaña rusa sin fin.
¿Cómo fue el primer día que entraste a la oficina a trabajar?
La oficina de Uruguay fue la primera que abrió fuera de Argentina. Por ello, cuando entré no muchas personas conocían la empresa.
Para ese día me vestí con traje y corbata, lo más formal posible. Cuando llegué a la oficina, Marcos, vestido con un jean y zapatillas, me dió un abrazo y me dijo “¡Bienvenido Ale!». En ese momento el alma me volvió al cuerpo y me sentí como en casa.
Entré a trabajar como Developer Junior junto con otras seis personas. Cuando nos presentamos, noté que todos tenían mucha experiencia y conocimientos. Por un momento, pensé que habían cometido un error al contratarme y que me habían confundido con otro Alejandro. Pero a medida que transcurrió el día, me di cuenta de que estaba en el lugar que había soñado toda mi vida.
¿Cuáles son tus mejores recuerdos en la oficina?
Mis mejores recuerdos incluyen llegar temprano en la mañana, organizar el día y codear un poco. Esto para que cuando llegara mi compañero Farid, pudiéramos jugar en la PlayStation antes de que el día realmente comenzara.
Me acuerdo que nuestro PM pasó de interrumpir nuestros partidos a pedirnos que cuando tuviésemos un ratito miráramos el mail del cliente, ya que no nos quería molestar mientras jugábamos.
Recuerdo los días de entrega. Recuerdo cuando nos quedábamos codo a codo hasta terminar todo y luego ir por una cerveza. Me acuerdo de cantar mientras otros tocaban la guitarra en la sala de música o de prepararnos mate cuando alguien tenía un deadline. Nos quedábamos en la oficina hasta que el otro terminara sus tareas, aún cuando uno ya había terminado las suyas.
Me acuerdo de haber dormido en el sillón rojo que hoy luce hermoso a la entrada de la oficina. Aquel sillón que sirvió de cama en días de delivery exigentes, de los que aprendí mucho.
Me acuerdo de las clases que me daban mis líderes y mentores. Charlas dignas de una clase universitaria (de hecho, varios eran profesores), para que yo entendiera mejor determinados temas.
¿Puedes contarnos algunas historias graciosas de estos diez años en la oficina?
La mejor anécdota que tengo es graciosa y a la vez motivacional.
El primer cliente para el que trabajé estaba en Londres. El stakeholder era británico al mejor estilo James Bond, o al menos así me lo imaginaba yo. Éste siempre cumplía los horarios a rajatabla. Él era muy serio pero excelente cliente para trabajar. Siempre abierto a opiniones distintas a las suyas.
Resulta que si bien había estudiado inglés más de 7 años, hacía mucho tiempo que no lo practicaba. Eso, sumado a que el cliente era de Londres hacía que me pusiera nervioso y que me costara expresarme y entenderlo. Por esto, le dedicaba gran parte de mi tiempo a preparar mi speech para las dailies. Estas son reuniones de gran importancia para cualquier proyecto ágil.
Un día, como siempre, tenía preparado mi speech en mi libreta y me uní a la daily. Por suerte, en ese momento no realizábamos video llamadas, porque si no lo que estaba a punto de suceder iba a ser aún más gracioso. La reunión comenzó como cualquier otra y nuestro Scrum Master de ese momento comenzó a preguntar updates uno por uno.
De repente, escuché mi nombre. Agarré mis notas y comencé a hablar. De pronto, empecé a escuchar música en un volumen extremadamente fuerte.
La música era tan fuerte que no podía concentrarme. Comencé a balbucear y a hacerle gestos a mi compañero de al lado, Farid. Él me miró confundido porque no entendía que le estaba preguntando sobre el ruido de la música.
Respiré hondo, y pese a la música y los nervios, intenté empezar de nuevo. Era realmente imposible concentrarme y no podía ni leer mis notas en voz alta. Seguí intentando llamar la atención de mis compañeros para que apagaran la música pero nadie entendía lo que estaba diciendo. Entonces silencié mi micrófono y le dije a Farid, – ¿¡Farid no escuchas la música!? Claramente, Farid no estaba escuchando la música.
Me quedé perplejo. No entendía cómo yo estaba escuchando AC/DC a todo volumen en mis auriculares y aparentemente nadie más lo escuchaba. Mis nervios incrementaron y empecé a sudar. El Project Manager empezó a mirarme de lejos con cara de frustración. Finalmente decidí respirar hondo e intentar hablar una última vez. Me dije a mi mismo: “tengo que decirle que tengo un problema con los auriculares pero que mandaré mi update por mail.”
No obstante, lo que me salió fue: “I’m hearing voices”. Apenas terminé de decirlo hubo un silencio sepulcral en la oficina. Todos me miraron y comenzaron a reírse. Además, como si fuera poco, dije: “but I’m not crazy”. Todos se rieron aún más fuerte.
10 años más tarde aún sigo en la empresa. Así que, si alguna vez estás preocupado por tu nivel de inglés, no te preocupes. Sólo recuerda esta historia y mantén la calma. Después de eso, mi inglés fue mejorando y mis nervios se calmaron.
(Para los curiosos: al final había un malware que abría instancias del Explorer con un video de Youtube en el fondo.)
¿Hubo alguna visita importante que haya recibido a la oficina?
Los cuatro fundadores de Globant vienen muy seguido a la oficina. La verdad es que es un privilegio tenerlos tan cerca. Es más, todos los años realizan una gira por las oficinas de Globant a nivel global.
En Uruguay también hemos recibido varios clientes muy importantes. En particular, este es el tercer año consecutivo que managers de producto, diseño y tecnología de la cuenta para la cual trabajo visitan Uruguay. Cada vez que lo hacen les encanta. Cuando esto sucede, buscamos recibirlos de la mejor manera posible.
El año pasado nos visitó el Senior Vice Presidente de la cuenta y le preparamos el típico asado en mi casa. Queríamos que tuviera la experiencia más tradicional del asado uruguayo. Queríamos que pudiera conocer al equipo de cerca, charlar y disfrutar de los vinos uruguayos y argentinos.
Este tipo de momentos nos permiten conectar de manera muy diferente con nuestros clientes. Nos conectamos de forma más real. También, nos permiten construir una mejor relación basada en la confianza.
Cuéntanos cuatro cosas que probablemente no sabíamos sobre la oficina de Uruguay:
- Fuimos la primer empresa en Uruguay en tener una sala de chill out con video juegos.
- El primer Glober que entró a trabajar en la oficina de Uruguay no es uruguayo; es argentino y se llama Bernardo Manzella.
- Fuimos la primer oficina de la compañía fuera de Argentina.
- Fuimos el primer site en tener un Studio Partner fuera de Argentina.
¿Cuál fue el mejor viaje que has hecho con Globant?
Uno de los mejores viajes de mi vida fue cuando fui a Palo Alto. Nuestro cliente era una startup que había sido adquirido recientemente por Salesforce. La oficina tenía el ADN de una startup en Silicon Valley pero con todo lo que Salesforce es. ¡Tenía lo mejor de los dos mundos!
La primera vez que fui a la oficina, el Head de Development y el CTO me recibieron. Cuando nos llevaron al lugar en donde íbamos a trabajar, me sorprendí de lo increíble que era todo. De repente, una persona me preguntó qué tipo de setup quería para mi escritorio.
Nunca me habían dado tantas opciones para elegir. Terminé con el mejor setup que podía imaginar. Tenía una laptop, un teclado, touchpad externos, y un escritorio que se levantaba automáticamente y te permitía trabajar parado. Todo esto sucedió hace 6 años, así que estaba fascinado.
Como sucede en los startups, todos los viernes eran días de demo. Casi todos los equipos de desarrollo exponían lo que habían estado trabajando esa semana. La dinámica era increíble. No se realizaba por video llamada, sino que se hacía en el salón principal con música, cerveza gratis y un escenario donde cada equipo se paraba y presentaba con un micrófono.
Las mejores presentaciones recibían un casco de fútbol americano simbólico. Era muy divertido. Además, aprovechaban los viernes para presentar a los nuevos integrantes de los equipos.
Así que el primer viernes que estuve me dieron la bienvenida. Recuerdo que pusieron la canción de Lady Gaga “Alejandro” y me aplaudieron. En ese momento no entendía nada de lo que estaba sucediendo, pero terminé viviendo un sueño. Trabajé en Silicon Valley, viví en Mountain View, que para alguien de Montevideo, Uruguay, era como un sueño hecho realidad.
Recuerdo otro viaje en el que fuimos a trabajar para una importante empresa de redes sociales. Esta era también de Palo Alto. En el proyecto teníamos que desarrollar una plataforma de atención al cliente «real time» para uno de sus productos. En ese tiempo sólo dos personas del equipo pudimos entrar al famoso edificio. Cada vez que probábamos la plataforma que estábamos armando, teníamos que hacerlo dentro del edificio con el personal de seguridad al lado.
¿Cuál fue un el After más memorable que hayas tenido?
Cada «after office» fue mejor que el anterior. Disfrutamos de muchas cosas: cantamos karaoke, fuimos jurados de cervezas artesanales y jugamos juegos de mesa. Además, no sólo disfrutamos los eventos oficiales que Globant organizaba, sino los que llamamos “auto convocados”. Comenzaban con tres o cuatro personas que querían ir a tomar algo después del trabajo. Sin embargo, lo divertido era que siempre terminábamos siendo quince los que salíamos a hacer un tour por distintos bares.
Recuerdo que cuando empezamos, algunas personas le preguntaron a mi novia de ese entonces dónde trabajaba yo. Cuando ella respondía «Globant», le decían: “Ah, ¡la empresa que hace «afters» todos los viernes!”.
Esperamos que hayas disfrutado los recuerdos de Ale de estos 10 fantásticos años en Globant Uruguay. Para esta edición especial, preparamos un challenge para vos. ¡Resuelve este acertijo tal como él hizo diez años atrás!
¿Estás listo para comenzar tu aventura en Globant?
ABCDEFGHIJ es un número con todos los dígitos diferentes.
AB es un cuadrado perfecto.
EF es un cuadrado perfecto.
IJ es un cuadrado perfecto.
Y el número entero, ABCDEFGHIJ, también es un cuadrado perfecto.
¿Qué número es ABCDEFGHIJ?
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