La integración cada vez más inminente de la tecnología a nuestras vidas nos ha hecho encontrar nuevas formas de interactuar con ella. El futuro nos está preparando para un entorno libre de pantallas –contrario a las experiencias inmersivas– que borrará las barreras entre el mundo físico y digital. Esto lleva el nombre de experiencias invisibles, y está transformando el panorama de todo. Veamos más de cerca este fenómeno.
¿Qué es exactamente una experiencia invisible?
Imagina que encuentras la capa mágica de Harry Potter y la usas: eres consciente de que tienes una materialidad, pero es imposible de percibir a simple vista. Las experiencias invisibles funcionan de manera similar, pues son interacciones fluidas y sin fricciones con una tecnología que anticipa lo que necesitan los usuarios, resaltando la comodidad, la personalización y la minimización de interacción explícita con ellos. Esto supone la liberación de las relaciones tradicionales que mantenemos con la tecnología, alejándonos de las pantallas para que cobre vida a través de otros dispositivos. Aparatos como el Humane AI pin o el Rabbit R1 son prueba de ello, ya que funcionan mediante comandos de voz y gestos de mano que envían mensajes de texto, graban videos, permiten un acceso rápido a todas tus aplicaciones y traducen conversaciones en tiempo real.
La inteligencia artificial (IA) juega un papel fundamental, pues conforma la tecnología habilitadora que alimenta los aparatos portátiles sobre los que funcionan las experiencias invisibles, como los Large Language Models (LLMs) y los Large Action Models (LAMs). Los asistentes de voz y la navegación por gestos amplían este escenario mediante modos de comunicación naturales y enfocados en el ser humano.
Obstáculos en las experiencias invisibles
Pero, como cualquier tipo de tecnología –y una que avanza a pasos agigantados–, las experiencias invisibles conllevan riesgos de carácter ético, ambiental y de privacidad. La colección y utilización de datos de los usuarios supone un riesgo sustancial si la información personal no es protegida, desde fugas de datos hasta mal uso de la información. Los riesgos ambientales van por el lado de la necesidad de contar con tecnologías de apoyo más rápidas y eficientes, como computación cuántica, energía renovable e, incluso, energía nuclear.
Estos retos ponen en evidencia la necesidad de un planteamiento balanceado, que garantice que las ventajas de desplegar experiencias invisibles no se produzcan a expensas de elementos cruciales como los mencionados.
Echando un vistazo al futuro de las experiencias invisibles
Las experiencias invisibles no necesariamente requieren una interacción directa con la tecnología material, sino que están combinadas sutilmente con el mundo físico. Su potencial radica en que, más pronto de lo que creemos, las veremos incorporadas a nuestra rutina diaria con soluciones a necesidades que aún ni habíamos pensado. Se trata de impulsar las experiencias humanas al máximo, dejando la tecnología en el telón de fondo.
Solo los jugadores visionarios aprovecharán estas experiencias para transformarlas en algo positivo, situando a las personas en primer lugar y cuidando que esta sinergia se dé de la forma más fluida posible. Así que si quieres convertirte en uno de ellos, lee más sobre experiencias invisibles en el reporte completo.
