La digitalización ha afectado al sector del diseño tanto como a otros, y tal vez aún más. Está generando un cambio en la particular forma de pensar de los diseñadores. El proceso mental que se suele poner en marcha para resolver problemas se caracteriza por ser sistemático y estar basado en reglas, y esto, en general, se asocia con la programación o las matemáticas. Se trata de un razonamiento que no da lugar a ideas innovadoras ambiguas. Sin embargo, el pensamiento desestructurado y fluido suele ser el que inspira la creatividad que los diseñadores siempre han promovido… O, al menos, hasta ahora.
El diseño digital prioriza la velocidad y la eficiencia, no la creatividad
Todos sabemos que el mundo ha cambiado a un ritmo sin precedentes en la última década. Este nuevo escenario digital conectado y dinámico ha generado un contexto de innovación, velocidad y eficiencia implacables. Es el resultado de nuestra habilidad de compartir conocimiento y aprovechar los recursos del resto. Pero, a pesar de que esta situación presenta ventajas claras, hay ciertas situaciones en las que tener todo al alcance de nuestras manos puede ser un obstáculo en lugar de un beneficio.
Las herramientas y los procesos sistemáticos que empleamos en la actualidad son útiles, pero presentan una tendencia hacia la obtención de resultados instantáneos. El tiempo está reemplazando a la calidad como el KPI más codiciado. Debemos redescubrir la forma en que los diseñadores solían pensar para asegurarnos de que la creatividad siga formando parte del arsenal de la industria.
La creatividad de un diseñador surge del equilibrio entre la teoría y la acción
El diseño creativo es un proceso que involucra tanto el «pensamiento» como la «ejecución». Existen muchos modelos que expanden este tema, pero el quid de la cuestión del comportamiento de los diseñadores es el siguiente:
- El «pensamiento» (o «el porqué») es la habilidad de hacer las preguntas correctas de manera significativa para avanzar por el camino indicado.
- La «ejecución» (o «el cómo»), por su parte, consiste en llevar ese pensamiento a la realidad.
Ambas cosas ocurren en todos los niveles y todas las etapas del proceso de creación de soluciones. El diseño es más efectivo cuando ambos elementos están equilibrados y funcionan de manera armónica. En sí mismo, el diseño no consiste en la mera ejecución, ni es únicamente teórico. Se trata de una disciplina que nos obliga a tener en cuenta ambos aspectos. Además, la habilidad de los diseñadores de tener en cuenta ambas cuestiones es lo que los convierte en expertos en solucionar problemas.
El diseño digital está priorizando la ejecución y dejando de lado al pensamiento
Los productos digitales operan, en gran medida, en el marco de un espacio predefinido, como la pantalla de un teléfono o una computadora portátil. Esta arquitectura ha provocado la aceleración del proceso de diseño, ya que comprendemos cómo se va a ver y sentir, y les brinda a los diseñadores la confianza para pasar a la etapa de ejecución antes. Esto funciona desde el punto de vista de la eficiencia, pero no nos desafía a explorar la infinidad de caminos que nos llevan a desarrollar nuestra creatividad al máximo. Es en esos caminos alternativos donde podemos innovar y encontrarnos con nuevas oportunidades. Ese es el desafío al que se enfrenta el diseño digital en la actualidad. Está comenzando a transformarse en un medio de mera ejecución, dejando de lado la cultura del sector, centrada en un pensamiento riguroso, experimental y profundo.
El diseño industrial puede brindarnos respuestas para mantener con vida al pensamiento profundo
El diseño industrial permite y favorece el pensamiento profundo. Es una de las pocas áreas donde la ambigüedad es considerada una oportunidad en lugar de una restricción. Este fenómeno surge del proceso que deben seguir los diseñadores, los equipos y las empresas para alcanzar el éxito.
Existen varias razones por las cuales el diseño industrial favorece el pensamiento profundo:
- Mientras que lo digital nos permite llevar un producto sin terminar al mercado con la certeza de que se pueden hacer mejoras en una actualización, los productos físicos son absolutos: cualquier problema puede causar una situación desastrosa y, en general, se deben esperar meses o incluso años antes de que se pueda hacer modificaciones.
- Los diseñadores digitales están entrenados para pensar en iteraciones. Su lienzo es de dos dimensiones y presenta menos riesgos. Los diseñadores industriales, por su parte, deben tener en cuenta muchísimas variables, como los costos, las funcionalidades y la seguridad.
- Quienes desarrollan diseños físicos trabajan en el universo de la comprensión del ser humano. Trabajar con medios tangibles como un prototipo físico despierta todos nuestros sentidos y nos obliga a evaluar las cosas desde todos los ángulos.
Cada una de estas variables hace que los diseñadores industriales desarrollen un mecanismo de pensamiento más profundo que ya no parece estar presente en el mundo digital. A pesar de que no podemos trasladar estos procesos de una disciplina a la otra de forma directa, podemos tomar distancia y observar qué se puede obtener de ellos.
Estos procesos les brindan a los diseñadores más tiempo y nuevas perspectivas
Hay dos aspectos fundamentales de lo mencionado con anterioridad que podemos trasladar al contexto digital: el tiempo y la perspectiva. A pesar de que no siempre sea aplicable al conjunto de habilidades digitales, el proceso que atraviesan los diseñadores industriales los obliga a tomarse el tiempo de entender un problema y asimilarlo en profundidad.
Tiempo
La velocidad suele destruir la creatividad. Necesitamos tomarnos el tiempo de respirar hondo y darles espacio a nuevas oportunidades. El ritmo al que funciona el cerebro de los seres humanos no ha cambiado, y necesitamos tener en cuenta cómo encaja esto en un mundo que se está acelerando. He visto muchas veces cómo se desechan ideas con un brillante potencial solo porque parecen ser abstractas o estar incompletas, cuando todo lo que se necesita es un poco más de tiempo para pensar con claridad.
Perspectiva
Muchas de las herramientas de los diseñadores se basan en ver las cosas desde una perspectiva diferente. Sin embargo, la creatividad genuina no suele surgir de un marco predefinido. En general, surge de lugares inesperados, y debemos desarrollar ese espacio para incluir la creatividad y las ideas nuevas e interesantes. A veces, no se trata de tener una respuesta para todo, sino de encontrar el rumbo indicado y dejar que las oportunidades se presenten solas.
El diseño en una encrucijada
Es tentador reforzar nuestras fortalezas, apegarnos a lo que funciona y seguir impulsando la eficiencia. Sin embargo, para garantizar un diseño significativo, necesitamos volver a encontrar el equilibrio entre la velocidad de ejecución y el pensamiento profundo. De no hacerlo, corremos el riesgo de perdernos oportunidades o incluso cometer errores graves.
No se trata de cambiar de forma radical la manera en la que trabajamos. Se trata de promover un entorno en el que se nos permita detenernos, explorar y pensar. La investigación, el tiempo y la ambigüedad suelen ser lo primero que sacrificamos en pos de la velocidad. Este cambio a favor de un ritmo más acelerado se ha convertido en una tendencia que influye en cada aspecto de nuestras vidas. Me asusta pensar en lo que podemos llegar a sacrificar para mantener ese ritmo.
¿Cómo podemos recuperar el pensamiento profundo?
El pensamiento profundo es la clave de la creatividad genuina. Existen algunos mecanismos para traerlo de vuelta a nuestras vidas diarias:
- No asumas nada. Dedica tiempo a la reflexión y no pases directo a la ejecución.
- Fomenta la experimentación. Debemos permitirnos fracasar. Vale la pena perder un poco de tiempo si eso nos ayuda a obtener una mejor solución.
- Amígate con la ambigüedad. Sé fuerte y no dejes que la falta de claridad te desmotive.
- Busca diferentes posibilidades. Grande, pequeño. Izquierda, derecha. Analiza cada una de las posibilidades que se presentan para resolver un determinado problema.
- Tómate un tiempo para respirar. La velocidad destruye la creatividad. Toma distancia, evalúa la situación y reflexiona.
- Crea una cultura de comodidad. Fomenta el pensamiento abierto en tu equipo y demuéstrales a quienes te rodean que no existen las malas ideas.
Publicado originalmente en junio de 2021 – Por Murray Campbell, Senior Design Strategist, Globant UK