Desde hace algunos años, el término Growth ha empezado a sonar con fuerza en LinkedIn y en el mundo corporativo. Pero… ¿qué significa realmente? ¿Y por qué es tan relevante?
Hace algún tiempo me dijeron que “es la manera pija de llamar al Marketing”. En ese momento no tenía los conocimientos suficientes para rebatir esa afirmación y explicar claramente la diferencia entre el Growth y el Marketing.
Pero si estás leyendo esto, es porque finalmente he logrado entenderlo y ahora puedo contártelo con mis propias palabras, tal como me hubiese gustado que me lo explicaran a mí al principio.
¿Qué es el Growth?
Vamos a desenredar un poco este término y entender a qué nos referimos realmente cuando hablamos de Growth. Empezaremos comentando lo que NO es:
El Growth no es una ciencia exacta ni un departamento como lo puede ser el Marketing. Aunque hay muchos matices —y esto es una visión personal—, podríamos definir el Growth como una metodología estructurada, muy ligada a la mentalidad de crecimiento constante dentro de las empresas.
El término apareció por primera vez en Estados Unidos en 2010, de la mano de Sean Ellis, quien participó en el crecimiento de empresas como Dropbox, Eventbrite y LogMeIn. De hecho, a día de hoy, algunas de estas empresas, pioneras en la instauración de este mindset (como Airbnb, Dropbox o HubSpot) han reportado crecimientos mensuales de 10-20% sostenidos.
Ahora bien, esto no significa que el concepto no existiera antes en el mundo corporativo. De hecho, ha estado siempre presente, tanto en grandes como en pequeñas empresas. Lo que pasa es que no se llamaba así (y sí, quizás el término “Growth” suena un poco pijo).
En realidad, lo que hoy llamamos Growth es ni más ni menos que la aplicación consciente y estratégica del clásico e infalible principio de “Prueba y error”. Un básico que encontrarás en cualquier manual de emprendimiento o dirección de empresas.
¿Qué es el Growth Hacking?
Por ser honestos con la Historia, Sean Ellis acuñó el término “Growth Hacker” en un post titulado “Find a Growth Hacker for Your Startup”. Ellis buscaba una persona con una mentalidad diferente a la del marketer tradicional: alguien obsesionado con el crecimiento escalable, usando creatividad, datos y experimentación rápida.
Últimamente veo muchas ofertas de trabajo para roles de Growth Hacker y, aunque el nombre suena bastante atractivo, al leer las descripciones me queda claro que muchas empresas todavía no tienen del todo claro qué implica realmente el Growth.
No sabría traducir con exactitud la palabra “Hack” al español, pero podría acercarse a algo como “buscar el truco” o “trampear el sistema” para lograr un objetivo. El Growth Hacking se basa justamente en eso: acciones puntuales, disruptivas y creativas que juegan al límite, buscando generar un pico de tráfico, ventas, viralidad o notoriedad en poco tiempo.
En una gráfica, una acción de Growth Hacking sería como una montaña: un pico en una serie de días en concreto.
Para entenderlo mejor, veamos el caso de Patagonia, una marca de ropa similar a The North Face, especializada en productos para aventureros, actividades al aire libre y amantes de la naturaleza.
En pleno Black Friday, Patagonia decidió apostar por un mensaje totalmente opuesto al habitual: “No compres esta chaqueta.”. En lugar de sumarse al frenesí del consumo, lanzaron una campaña que apelaba directamente a su audiencia: personas conscientes del medio ambiente y del impacto de sus decisiones de compra. Con este mensaje, Patagonia no solo rompió con lo establecido, sino que reafirmó su compromiso con la sostenibilidad y la compra responsable.
El resultado? Aumentaron sus ventas y su reputación de marca.
Esto no es ni más ni menos que Growth Hacking. Es algo puntual, pues solo hay un Black Friday al año y es difícilmente replicable. Abusar de esta estrategia haría que perdieras parte de los valores de marca y la reputación que has ganado.
Es decir, el Growth Hacking es una expresión llevada al extremo de lo que representa la mentalidad y metodología Growth: pensar fuera de lo convencional (sí, otra “pijotada”, pero útil) para encontrar formas creativas y efectivas de maximizar el crecimiento de tu empresa y tus productos.
Según algunos benchmark de empresas SaaS con equipo dedicados a estrategias Growth han conseguido reducir el CAC entre un 30-50% en 6-12 meses.
¿Qué diferencia al Growth del Marketing tradicional?
Cuando pensamos en Marketing, a muchos nos viene a la cabeza el tradicional Funnel Pirata o AIDA (Attention, Interest, Desire & Action). Sin embargo, el Growth consiste en el entendimiento del producto de forma integral, analizando todo su funnel de conversión para encontrar áreas de mejora.
Esto hace que el Growth sea algo transversal que puede incluir muchas disciplinas y áreas de negocio diferentes, desde el Marketing, pasando por el Diseño de Producto y Experiencia de Usuario (UX/UI) y llegando hasta el CRO y la Analítica.
¿Puede el SEO ser considerado Growth? La respuesta no es tan sencilla. Podría serlo si se convierte en uno de los canales clave para impulsar el crecimiento de un negocio y se aplican técnicas de experimentación que van más allá del SEO tradicional que se implementa de forma genérica para todos los clientes. En ese caso, sí estaríamos hablando de Growth.
Se trata de ir un paso más allá, aplicando lo que Eric Ries plantea en el segundo capítulo de su famoso libro The Lean Startup: Construir > Medir > Aprender.
¿Es el CRO Growth?
En este caso la respuesta es: muy probablemente, sí.
Al final, la Optimización del Ratio de Conversión (CRO) es uno de los máximos exponentes del Growth por su forma de trabajo: Experimentación, Test A/B, Aprender e Iterar.
A medida que startups como Airbnb, Facebook, LinkedIn o Uber crecían, formaron equipos de Growth dedicados a optimizar métricas clave como activación, retención, monetización y viralidad.
El enfoque se convirtió en una metodología interdisciplinar, donde producto, marketing y data trabajan juntos, pero siempre con un objetivo común: identificar las palancas de crecimiento del negocio y moverlas para maximizar los resultados, ya sea dando en el clavo e iterando o equivocándose y aprendiendo.
El “Growth Mindset” (mentalidad de crecimiento), aunque viene del campo de la psicología (Carol Dweck, 2006), se integró como parte del mindset cultural de estas empresas.
La mentalidad Growth
Lo que diferencia al Marketing y al Growth es la mentalidad. El marketing tradicional tiende a ser más estático: se crea un plan anual, se ejecuta, se miden resultados y se ajusta lo justo. La mentalidad Growth, en cambio, es dinámica. También hay un plan, claro, pero lo interesante es que no sabemos con certeza qué funcionará en cada fase. Por eso, se prueba, se mide, se aprende… y se ajusta el rumbo.
Otra de las grandes diferencias (y creo que con esto se va a entender muy bien) es la forma de concebir el producto. En el Marketing Tradicional, primero se diseña un producto o servicio y luego un equipo externo empieza a construir un mensaje alrededor del mismo. Muchas veces, esto genera un desajuste: el mensaje y el producto no siempre están en sintonía.
En Growth hacemos que el producto crezca por sí mismo, apoyándonos en estas famosas palancas que tanto estoy mencionando, pero que son claves en esta visión holística.
En definitiva, el Growth es una forma pensar el Producto, de concebirlo y de hacerlo crecer con una serie de técnicas personalizadas y diseñadas sobre las necesidades y mejoras que se necesita para escalar y despegar como un cohete sin ningún tipo de freno.
En un mundo donde la atención es el bien más escaso, pensar en crecimiento no es opcional: es esencial. Y para eso, hace falta más que buenas ideas: se necesita una mentalidad adaptable, estrategias personalizadas y una ejecución que combine lo mejor de la tecnología con la intuición humana.
En Globant conectamos marcas con audiencias como nunca antes. Desde la activación hasta la fidelización, diseñamos planes full-funnel pensados para escalar.
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