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Historias de Globers que inspiran
Mi historia en Globant comenzó en 2017 cuando terminé mi capacitación en el Academy de Data Architect (DA). Siendo Desarrolladora .Net, desde que ingresé a la empresa tuve la oportunidad de trabajar en diferentes proyectos en los que aprendí cosas nuevas, conocí personas increíbles y crecí mucho. Más adelante me asignaron como Technical Leader .Net.
A pesar de que había tenido experiencias muy positivas en dichos proyectos, sentía que algo me faltaba: quería aplicar mis conocimientos para contribuir con la sociedad.
Un día “los planetas se alinearon”: me propusieron trabajar en el Área de Datos del estudio de Life Sciences de Globant. Este estudio realiza investigación y aplica nuevas tecnologías para contribuir al campo de la Salud y otras áreas de la ciencia. Al principio estaba como colaboradora, dedicando mi tiempo libre y luego de un par de meses, cuando empezó la pandemia, empecé a trabajar a tiempo completo.
Hoy me encuentro 100% dedicada a un Proyecto donde desarrollamos diferentes soluciones tecnológicas para el sector Salud. Por ejemplo un Dashboard que permite trackear en tiempo real la cantidad de camas de terapia intensiva, respiradores y otros recursos para el tratamiento de COVID19. Además trabajamos en un Portal Web y en una app para que todo el personal de salud pueda mantenerse actualizado, capacitado y conectado durante la pandemia, entre otros sistemas.
Esta gran oportunidad me hace feliz tanto desde el punto de vista profesional como personal y agradezco al universo por ser parte de esta experiencia.
Sin embargo, un día ocurrió algo que hizo “explotar mi cabeza”. Parte de mi trabajo cotidiano es mirar datos, pero un día me fijé en uno en específico: un “1” en la columna de fallecidos de pediatría por COVID19. Me quedé petrificada y me invadió una tristeza muy profunda.
Un niño o niña murió por esta enfermedad, un corazón dejó de latir, el aliento de vida se fue de su cuerpo y también el de sus seres queridos. Ya no escucharán más su voz cuando gritaba de emoción, o cuando lloraba porque algo le dolía. Sólo les quedarán los recuerdos, pero a pesar de ser hermosos nunca serán suficientes. A la distancia y sin que esa familia supiera de mi existencia, lloré su pérdida y acompañé su dolor.
Existe una realidad detrás de los números. Las celdas en la base de datos pueden almacenar cualquier valor, pero estos datos son diferentes. No representan el número de estudiantes de una clase, la cantidad de productos de una tienda, o el precio del último smartphone en el mercado. Representa vidas que se fueron, y con ellos, vidas de otros que nunca volverán a ser los mismos.
Luego levanté la cabeza, tomé aire y un nuevo sentimiento llegó a mí: motivación. No soy médica, no puedo salvar vidas directamente, pero el trabajo que hacemos con el equipo ha generado un gran impacto en la lucha contra el COVID19. Junto con analistas de negocio, UX, devs, testers y managers, hemos construido herramientas (tableros de control, aplicaciones de gestión y móvil) que han servido al Ministerio de Salud en Argentina para tomar decisiones fundamentales. Con nuestro aporte facilitamos el trabajo de quienes hoy están en la línea de combate frente a la pandemia.
Al empezar a escribir esta historia asocié mi necesidad de contribuir con la sociedad con mi propia pérdida, mi propio “1” de hace ya varios años. En ese momento entendí por qué era tan importante compartir esta experiencia.
Cada día me levanto motivada para continuar ayudando en lo que me es posible con las tecnologías que tengo a mi alcance. Pienso que las personas, en la armonía del caos, podemos dar pasos gigantes si estamos unidos. El amor es la fuerza más grande que nos mueve y nos llena. Cada experiencia hasta aquí ha valido la pena. Cada día es un paso adelante, y cada respiro, una segunda oportunidad.
